a fin de que Jehovah cumpla su promesa que hizo acerca de mÃ, diciendo: 'Si tus hijos guardan sus caminos andando delante de mà con fidelidad, con todo su corazón y con toda su alma, jamás te faltará un hombre sobre el trono de Israel.'
--Y añadió--: Tengo que decirte algo. Ella dijo: --Habla.
Él dijo: --Tú sabes que el reino era mÃo y que todo Israel habÃa puesto la mirada en mÃ, para que yo reinara. Pero el reino cambió de manos y pasó a ser de mi hermano, porque por determinación de Jehovah era suyo.
Ahora, yo te hago una petición; no me la niegues. Ella le dijo: --Habla.
Entonces el rey Salomón juró por Jehovah diciendo: --¡Asà me haga Dios y aun me añada, que AdonÃas ha hablado estas palabras contra su propia vida!
Ahora pues, vive Jehovah que me ha confirmado, me ha hecho sentar en el trono de mi padre David y me ha hecho casa, como me habÃa dicho, que AdonÃas morirá hoy mismo.
La sangre de ellos recaiga sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de sus descendientes, para siempre. Pero haya paz de parte de Jehovah para David y sus descendientes, y para su casa y su trono, por siempre.
Pero aconteció, pasados tres años, que se le escaparon a Simei dos esclavos y se fueron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. E informaron a Simei, diciendo: "He aquà que tus esclavos están en Gat."
Entonces Simei se levantó, aparejó su asno y fue a Gat, ante Aquis, para buscar a sus esclavos. Fue, pues, Simei e hizo volver de Gat a sus esclavos.
--El rey dijo además a Simei--: Tú conoces, tú conoces bien toda la maldad que cometiste contra mi padre David. Jehovah, pues, ha vuelto tu maldad sobre tu cabeza.
El rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme delante de Jehovah para siempre.