Abner se enfureció muchÃsimo por las palabras de Isboset y le dijo: --¿Acaso soy yo una cabeza de perro que pertenece a Judá? Hoy estoy mostrando lealtad a la casa de tu padre Saúl, a sus hermanos y a sus amigos, y no te he entregado en mano de David. ¿Y hoy me llamas a cuentas por una falta con esta mujer?
Asà haga Dios a Abner y aun le añada, si yo no hago con David lo que Jehovah le ha jurado:
transferir el reino de la casa de Saúl y confirmar el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba.
Isboset no pudo responder palabra a Abner, porque le tenÃa miedo.
Tú conoces a Abner hijo de Ner, que vino para engañarte, para conocer tu entrada y tu salida, y para saber todo lo que haces.
Cuando Joab salió de la presencia de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le hicieron regresar desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera.
¡Que recaiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda su casa paterna! ¡Nunca falte en la casa de Joab quien padezca flujo, o quien sea leproso, o quien ande con bastón, o quien muera a espada, o quien carezca de pan!
Entonces todo el pueblo fue para persuadir a David a que tomase alimento, mientras aún era de dÃa. Pero David juró diciendo: --¡Asà me haga Dios y aun me añada, si antes que se ponga el sol yo pruebo pan o cualquier cosa!
Todo el pueblo llegó a saber esto y le pareció bien, porque todo lo que el rey hacÃa parecÃa bien a todo el pueblo.
Aquel dÃa, todo el pueblo y todo Israel entendieron que no habÃa procedido del rey el asesinar a Abner hijo de Ner.