Pero el pueblo dijo: --No irás; porque si nosotros tenemos que huir, no harán caso de nosotros. Aunque muera la mitad de nosotros, no nos harán caso. Pero tú vales hoy tanto como 10.000 de nosotros. Ahora pues, será mejor que nos des ayuda desde la ciudad.
Y el rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: --Tratad benignamente al joven Absalón, por consideración a mÃ. Y todo el pueblo escuchó cuando el rey dio orden a todos los jefes acerca de Absalón.
La gente salió al campo al encuentro de Israel, y se dio la batalla en el bosque de EfraÃn.
Allà cayó el pueblo de Israel ante los servidores de David. Aquel dÃa hubo allà una gran matanza de 20.000 hombres.
La batalla se extendió por toda la región, y aquel dÃa el bosque devoró más gente que la que habÃa devorado la espada.
El hombre respondió a Joab: --Aunque yo recibiera en mi mano mil piezas de plata, no extenderÃa mi mano contra el hijo del rey, porque nosotros oÃmos cuando el rey os mandó a ti, a Abisai y a Itai, diciendo: "Cuidadme al joven Absalón."
Si yo hubiera arriesgado mi vida (y nada se le esconde al rey), tú mismo habrÃas estado en contra.
En vida Absalón habÃa mandado erigir para sà un monumento que está en el Valle del Rey, porque habÃa dicho: "Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre." Él puso su nombre a aquel monumento. Y hasta el dÃa de hoy se llama monumento de Absalón.
Joab le respondió: --No serás tú quien lleve las noticias en este dÃa. Las llevarás otro dÃa. No llevarás las noticias en este dÃa, porque el hijo del rey ha muerto.
Entonces Joab dijo al etÃope: --Ve tú e informa al rey de lo que has visto. El etÃope se postró ante Joab y corrió.
David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela fue a la azotea de la puerta de la muralla, y alzando los ojos miró, y he allà un hombre que corrÃa solo.
El centinela volvió a decir: --Me parece que el correr del primero es como el correr de Ajimaas hijo de Sadoc. El rey respondió: --Ése es un hombre de bien y trae buenas noticias.
Ajimaas llamó y dijo al rey: --¡Paz! Se postró ante el rey con el rostro en tierra y añadió: --¡Bendito sea Jehovah tu Dios, que ha entregado a los hombres que habÃan levantado su mano contra mi señor el rey!
El rey dijo: --Pasa y detente allÃ. Él pasó y se detuvo.
Y he aquà el etÃope llegó y dijo: --Reciba mi señor el rey la buena noticia de que Jehovah ha defendido hoy tu causa ante todos los que se levantaron contra ti.
El rey preguntó al etÃope: --¿Está bien el joven Absalón? El etÃope respondió: --Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.