Y al tercer dÃa, he aquà que un hombre vino del campamento de Saúl, con su ropa rasgada y tierra sobre su cabeza. Al llegar a David, se postró en tierra e hizo reverencia.
Y David le preguntó: --¿De dónde vienes? Él le respondió: --Me he escapado del campamento de Israel.
E hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el anochecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Jehovah y por la casa de Israel; porque habÃan caÃdo a espada.
"Oh montes de Gilboa: Ni rocÃo ni lluvia haya sobre vosotros, ni seáis campos de ofrendas; porque allà fue profanado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.
El arco de Jonatán jamás volvÃa sin la sangre de los muertos y sin la gordura de los valientes; tampoco volvÃa vacÃa la espada de Saúl.
"Saúl y Jonatán, amados y amables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados. Eran más veloces que las águilas; eran más fuertes que los leones.
¡Oh hijas de Israel, llorad por Saúl, quien os vestÃa de escarlata y cosas refinadas, y ponÃa adornos de oro en vuestros vestidos!
¡Cómo han caÃdo los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán ha perecido sobre tus montes!
"Angustia tengo por ti, hermano mÃo, Jonatán, que me fuiste muy querido. Más maravilloso fue para mà tu amor que el amor de las mujeres.
"¡Cómo han caÃdo los valientes, y se han perdido las armas de guerra!"