Y aconteció que cuando acabaron de consumir las provisiones que trajeron de Egipto, les dijo su padre: --Volved y comprad para nosotros un poco de alimento.
Entonces Judá dijo a Israel su padre: --Deja ir al muchacho conmigo. Asà nos levantaremos e iremos, para que vivamos y no muramos nosotros, tú y nuestros niños pequeños.
Entonces Israel su padre les respondió: --Si tiene que ser asÃ, haced esto: Tomad de lo mejor del paÃs en vuestros equipajes y llevadlo a aquel hombre como un presente: un poco de bálsamo, algo de miel, perfumes, mirra, nueces y almendras.
Tomad con vosotros el doble del dinero, y devolved personalmente el dinero que os fue devuelto en la boca de vuestros costales; quizás fue un error.
¡Que el Dios Todopoderoso os conceda hallar misericordia delante de aquel hombre, y libere a vuestro otro hermano y a BenjamÃn! Y si yo he de ser privado de mis hijos, que lo sea.
diciendo: --¡Por favor, señor mÃo! Nosotros en verdad vinimos la primera vez para comprar alimentos.
Y aconteció que cuando llegamos a la posada, abrimos nuestros costales, y he aquà el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal: nuestro dinero en su justo valor. Lo hemos traÃdo de vuelta con nosotros.
Él respondió: --Paz a vosotros; no temáis. Vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, os puso el tesoro en vuestros costales, puesto que vuestro dinero llegó a mi poder. Luego les sacó a Simeón.