Ellos respondieron: --Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo hombre de la tierra de Canaán; pero el menor se ha quedado ahora con nuestro padre, y el otro ya no está con nosotros.
Enviad a uno de vosotros y que traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos. Asà se comprobarán vuestras palabras, si la verdad está en vosotros. Y si no, ¡vive el faraón, que sois espÃas!
Si sois hombres honestos, quede preso en vuestra celda uno de vuestros hermanos. El resto id, llevad las provisiones para saciar el hambre de vuestras casas.
Y se decÃan el uno al otro: --Verdaderamente somos culpables con respecto a nuestro hermano, pues a pesar de ver la angustia de su alma cuando nos pedÃa compasión, no le escuchamos. Por eso ha venido sobre nosotros esta desgracia.
Y aconteció que al vaciar ellos sus costales, he aquà en el costal de cada uno estaba su bolsa de dinero. Al ver ellos y su padre las bolsas de dinero, tuvieron temor.