Aconteció que cuando Isaac habÃa envejecido, sus ojos se debilitaron, y no podÃa ver. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: --Hijo mÃo. Él respondió: --Heme aquÃ.
Entonces Isaac preguntó a su hijo: --¿Cómo es que pudiste hallarla tan pronto, hijo mÃo? Él respondió: --Porque Jehovah tu Dios hizo que se encontrase delante de mÃ.
Él se acercó y lo besó. Y al percibir Isaac el olor de su ropa, lo bendijo diciendo: --He aquÃ, el olor de mi hijo es como el olor del campo que Jehovah ha bendecido.
Y sucedió luego que Isaac habÃa terminado de bendecir a Jacob, y cuando apenas habÃa salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, que su hermano Esaú llegó de cazar.
Entonces respondió Isaac su padre y le dijo: --He aquÃ, será favorecido el lugar que habites con los más preciados productos de la tierra y con el rocÃo del cielo arriba.
De tu espada vivirás y a tu hermano servirás. Pero sucederá que cuando adquieras dominio, romperás su yugo de sobre tu cuello.
Fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor. Ella envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: --He aquà que Esaú tu hermano planea vengarse de ti, matándote.