Entonces le dijo a su escudero:«Saca tu espada y clávamela, no sea que estos incircuncisos vengan y me maten, y se burlen de mÃ.»Pero su escudero no quiso hacerlo, porque tenÃa mucho miedo. Entonces Saúl sacó su propia espada, y se arrojó sobre ella.
Al dÃa siguiente, cuando los filisteos llegaron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos tendidos en el monte Gilboa.
Entonces los despojaron de sus armas y les cortaron la cabeza, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos, para dar la noticia al pueblo y al templo de sus dioses.
Pusieron las armas de Saúl en el templo de Astarot, y colgaron su cuerpo en la muralla de Betsán.