Por aquellos dÃas, los filisteos reunieron todas sus fuerzas para luchar contra Israel. Entonces Aquis le dijo a David:«Como bien sabes, tú y tus hombres saldrán conmigo a campaña.»
Y David respondió:«Tú bien sabes lo que este siervo tuyo es capaz de hacer.»Y Aquis le dijo:«Por eso es que yo te nombro mi guarda personal para toda la vida.»
Samuel murió, y fue sepultado en Ramá, que era su ciudad. Todo el pueblo de Israel lloró su muerte. Saúl habÃa expulsado del paÃs a todos los encantadores y adivinos.
Pero cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, tuvo mucho miedo y se descorazonó por completo.
Por eso fue y consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por medio de sueños ni por el Urim, ni por medio de ningún profeta.
Saúl llamó entonces a sus sirvientes, y les dijo:«Busquen a una mujer que sepa invocar a los muertos, para que me diga lo que necesito saber.»Y ellos le dijeron:«En Endor hay una mujer que tiene espÃritu de adivinación.»
Entonces Saúl se desplomó cuan largo era, lleno de temor por lo que le habÃa dicho Samuel. Y como no habÃa comido nada durante todo el dÃa y toda la noche, estaba sin fuerzas.
Al ver la mujer que Saúl estaba totalmente trastornado, le dijo:«Yo soy tu sierva, y obedecà tus órdenes arriesgando mi vida, confiada en tu palabra.
Ahora te ruego que tú me escuches a mÃ. Te voy a servir de comer, para que te alimentes y recobres las fuerzas, y sigas tu camino.»
Saúl se negó a comer, pero sus siervos y la mujer le insistieron tanto, que finalmente aceptó. Se levantó del suelo y se sentó en la cama,
y como la mujer tenÃa un ternero gordo, lo mató, y amasó harina y coció panes sin levadura;
luego les sirvió de comer a Saúl y a sus siervos, y esa misma noche, cuando terminaron de comer, se levantaron y se fueron.