Pero mientras hablaba con ellos, oyó que Goliat, el guerrero filisteo, se puso en medio de los dos campamentos y lanzó el mismo desafÃo de los dÃas anteriores.
David le respondió:«SÃ, yo soy el pastor de las ovejas de mi padre, pero cuando un león o un oso viene a llevarse algún cordero del rebaño,
yo salgo tras el león o el oso, y lo hiero y lo libro de sus fauces. Si el animal me ataca, con mis manos lo agarro por las quijadas, y lo hiero hasta matarlo.
Entonces Saúl le puso a David su propia ropa, y le puso un casco de bronce sobre la cabeza, y lo cubrió con una coraza.
David se colocó la espada al cinto, e hizo el intento de caminar, pues nunca habÃa portado un equipo asÃ. Y como no pudo caminar, le dijo a Saúl:«No puedo moverme con estas cosas, porque nunca las he usado.»Y desechó esos arreos militares,
y tomando su bastón de pastor escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en su morral; luego, tomó su honda y fue al encuentro del filisteo,
Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos. Te voy a vencer, y te voy a cortar la cabeza, y los cadáveres de tus compatriotas se los voy a dar a las aves de rapiña y a los animales salvajes. Asà en todos los pueblos se sabrá que hay Dios en Israel.
Y cuando David volvÃa de matar al filisteo, Abner lo tomó del brazo y lo llevó ante Saúl, mientras David llevaba en su mano la cabeza del filisteo.