Entonces Jonatán, el hijo de Saúl, le dijo al criado que le llevaba las armas:«Ven, vamos a pasar al otro lado, a la guarnición de los filisteos.»Pero de esto nada le dijo a su padre,
que se encontraba bajo un granado en Migrón, en el extremo de Gabaa, acompañado de unos seiscientos hombres.
Jonatán procuraba llegar a la guarnición de los filisteos pasando entre los desfiladeros, pero en ambos lados habÃa dos peñascos agudos, conocidos como Boses y Sene;
uno de ellos estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.
Y desde la guarnición les gritaron:«Vengan acá, con nosotros. Queremos decirles una cosa.»Entonces Jonatán le dijo a su escudero:«Ven, sÃgueme, que el Señor los ha puesto en manos de Israel.»
Desde Gabaa de BenjamÃn los centinelas de Saúl vieron cómo la multitud de filisteos corrÃa desconcertada de un lado para otro, en completo desorden.
Entonces Saúl le dijo a AjÃas:«Trae el arca de Dios.»En ese entonces el arca de Dios estaba con el pueblo de Israel.
Y mientras Saúl hablaba con el sacerdote, el desorden que habÃa en el campamento de los filisteos iba en aumento. Entonces Saúl le dijo al sacerdote:«Espera, no la traigas.»
Ese dÃa los israelitas se vieron en aprietos, pues tenÃan mucha hambre porque Saúl habÃa hecho jurar al pueblo que no comerÃan en todo el dÃa, hasta que se hubieran vengado de sus enemigos. Cualquiera que desobedeciera quedarÃa bajo maldición.
Sin embargo, como Jonatán no habÃa oÃdo a su padre poner bajo juramento al pueblo, alargó la punta de una vara que traÃa en la mano, la remojó en un panal de miel, y se la llevó a la boca, con lo que recobró el ánimo.
Pero uno de los soldados le dijo:«Tu padre nos hizo jurar solemnemente, cuando dijo: “Maldito sea todo el que hoy tome alimento.†Por eso el pueblo desfallece de hambre.»
Ese dÃa los filisteos fueron heridos de muerte desde Micmas hasta Ayalón, pero el pueblo estaba muy cansado,
asà que se lanzó sobre el botÃn, y tomaron ovejas, vacas y becerros, y los degollaron, y los comieron con sangre y todo.
Pero alguien dio aviso a Saúl, y le dijo:«El pueblo ha ofendido al Señor, porque está comiendo la carne con sangre y todo.»Entonces Saúl les dijo:«¡Todos ustedes son unos pecadores! Rueden esa piedra grande, y pónganla aquÃ.»
Saúl, por su parte, construyó allà su primer altar al Señor,
y dijo:«Esta misma noche, y hasta el amanecer, vamos a atacar a los filisteos. Les quitaremos todo lo que tienen, y no dejaremos con vida a ninguno de ellos.»Sus hombres le dijeron:«Haz todo lo que te parezca mejor.»El sacerdote les dijo:«Antes consultemos a Dios.»
Entonces Saúl consultó al Señor:«¿Debo perseguir a los filisteos? ¿Le darás la victoria a tu pueblo Israel?»El Señor no le dijo nada ese dÃa,