El que estaba sentado en el trono tenÃa el aspecto de una piedra de jaspe y de cornalina. Alrededor del trono habÃa un arco iris, semejante a la esmeralda.
Alrededor del trono habÃa veinticuatro tronos, y en ellos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas y con sendas coronas de oro en la cabeza.
Del trono salÃan voces, relámpagos y truenos; y delante del trono ardÃan siete antorchas de fuego, que son los siete espÃritus de Dios.
Delante del trono habÃa algo que parecÃa un mar de vidrio semejante al cristal, y en el centro, alrededor del trono, habÃa cuatro seres vivientes que tenÃan ojos por delante y por detrás.
El primer ser viviente parecÃa un león, el segundo parecÃa un becerro, el rostro del tercero era semejante al de un hombre, y el cuarto parecÃa un águila en vuelo.
Cada uno de los cuatro seres vivientes tenÃa seis alas, y estaba lleno de ojos por fuera y por dentro. DÃa y noche no cesaban de decir: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.»
Cada vez que aquellos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono y que vive por los siglos de los siglos,