Y durante tres dÃas y medio gente de distintos pueblos, tribus, lenguas y naciones verá sus cadáveres, y no permitirá que sean sepultados.
Los habitantes de la tierra se alegrarán de la muerte de estos dos profetas; la celebrarán y hasta se harán regalos unos a otros, porque estos dos los habÃan estado atormentando.
Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo, que les decÃa: «Suban acá.» Y ellos subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.
Entonces los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, inclinaron su rostro y adoraron a Dios.
DecÃan:«Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,el que eres, y el que eras,porque has tomado tu gran podery has comenzado a reinar.
Las naciones se han enfurecido,pero ha llegado tu ira,el tiempo de juzgar a los muertosy de recompensar a tus siervos los profetas,a los santos y a los que temen tu nombre,lo mismo grandes que pequeños,y de destruir a los que destruyen la tierra.»