Tú lo vencerás, y harás con Hai y con su rey lo mismo que hiciste con Jericó y con su rey, sólo que ahora serán para ustedes los despojos, lo mismo que sus bestias. Pero pon detrás de la ciudad a gente emboscada.»
Todo el pueblo y yo nos acercaremos a la ciudad, de modo que nos vean, para que ellos salgan y nos persigan como lo hicieron antes, y nosotros huiremos delante de ellos.
Asà haremos que se alejen de la ciudad, y que piensen que estamos huyendo como la primera vez. Cuando ustedes nos vean huir,
saldrán de sus escondites y tomarán la ciudad, pues el Señor nuestro Dios nos la va a entregar.
Una vez que la hayan tomado, le prenderán fuego. Esto lo deben hacer en conformidad con lo que el Señor ha ordenado, y con lo que yo les he transmitido.»
pero al dÃa siguiente se levantó muy temprano, pasó revista al pueblo y, junto con los ancianos de Israel, se puso al frente para marchar contra Hai.
En cuanto el rey de Hai los vio, se dio prisa para reunir al pueblo muy temprano y, en el momento señalado, salieron de la ciudad para combatir a Israel frente al Arabá, sin saber que a espaldas de la ciudad les habÃan tendido una emboscada.
Los que ya estaban en la ciudad salieron a su encuentro, asà que los de Hai quedaron en medio del pueblo de Israel, los unos por un lado, y los otros por el otro. Fue asà como los hirieron, y ninguno de ellos pudo escapar,
Al rey de Hai lo colgó de un árbol hasta que cayó la noche, y cuando el sol se puso dio órdenes de que bajaran el cuerpo y lo arrojaran a las puertas de la ciudad. Sobre el cuerpo hacinaron un montón de piedras, el cual permanece hasta el dÃa de hoy.