Ustedes han visto todo lo que el Señor nuestro Dios ha hecho con estas naciones, para bien de ustedes. En realidad, ha sido el Señor quien peleó y venció.
Yo repartà estos pueblos por sorteo, y como herencia de sus tribus; lo mismo los que fueron derrotados como los que todavÃa quedan, desde el rÃo Jordán hasta el Mar Grande, hacia donde se pone el sol.
Pero el Señor nuestro Dios todavÃa va a arrojar a esos pueblos de la presencia de ustedes, para que tomen posesión de sus tierras, tal y como el Señor nuestro Dios lo prometió.
Asà evitarán mezclarse con quienes viven entre ustedes. No mencionen el nombre de sus dioses, ni juren por ellos; no los sirvan ni se inclinen ante ellos,
porque es al Señor nuestro Dios a quien ustedes deben seguir siempre, como lo han hecho hasta el dÃa de hoy.
Ante los propios ojos de ustedes el Señor ha expulsado a grandes y poderosas naciones, y hasta el dÃa de hoy nadie ha podido hacerles frente.
Uno solo de ustedes puede poner en fuga a mil; porque ustedes cuentan con la ayuda del Señor su Dios, que es quien pelea, tal y como lo prometió.
Tengan mucho cuidado de ustedes mismos, y amen al Señor nuestro Dios con todo el corazón.
el Señor nuestro Dios no peleará ya contra esas naciones en favor de ustedes, sino que ellos serán para ustedes una trampa, un tropiezo y un azote en sus costados; ¡les serán como espinas en los ojos, hasta que desaparezcan de esta buena tierra que el Señor nuestro Dios les ha dado!
»Yo estoy listo ya para entrar por el camino de la muerte. Ustedes deben reconocer de todo corazón y con toda el alma, que ninguna de las promesas que el Señor nuestro Dios les hizo ha quedado sin cumplirse. Todas ellas se han cumplido.