Por lo tanto, dejemos a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, y avancemos hacia la perfección. No volvamos a cuestiones básicas, tales como el arrepentirnos de las acciones que nos llevan a la muerte, o la fe en Dios,
o las enseñanzas acerca del bautismo, o la imposición de manos, o la resurrección de los muertos y el juicio eterno.
Todo esto lo haremos, si Dios nos lo permite.
No es posible que los que alguna vez fueron iluminados y saborearon el don celestial, y tuvieron parte en el EspÃritu Santo,
y saborearon además la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero,
Y Abrahán esperó con paciencia, y recibió lo que Dios le habÃa prometido.
Cuando alguien jura, lo hace por alguien superior a sà mismo. De esa manera confirma lo que ha dicho y pone fin a toda discusión.
Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que sus propósitos no cambian, les hizo un juramento,
para que por estas dos cosas que no cambian, y en las que Dios no puede mentir, tengamos un sólido consuelo los que buscamos refugio y nos aferramos a la esperanza que se nos ha propuesto.
Esta esperanza mantiene nuestra alma firme y segura, como un ancla, y penetra hasta detrás del velo,
donde Jesús, nuestro precursor, entró por nosotros y llegó a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.