Por eso, temamos a Dios mientras tengamos todavÃa la promesa de entrar en su reposo, no sea que alguno de ustedes parezca haberse quedado atrás.
Porque la buena nueva se nos ha anunciado a nosotros lo mismo que a ellos; pero de nada les sirvió a ellos el oÃr esta palabra porque, cuando la oyeron, no la acompañaron con fe.
Y una vez más dice: «No entrarán en mi reposo».
Por lo tanto, y puesto que aún falta que algunos entren en el reposo, y como aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia,
Por lo tanto, y ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, retengamos nuestra profesión de fe.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.