Pablo, Silvano y Timoteo, nos dirigimos a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:
Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes. Asà debe ser, ya que la fe de ustedes va creciendo, y todos y cada uno de ustedes abunda en amor para con los demás.
Nosotros mismos nos sentimos muy orgullosos de ustedes en las iglesias de Dios, al ver la paciencia y la fe de ustedes para soportar las persecuciones y sufrimientos.
Esto es evidencia del justo juicio de Dios, de que ustedes son considerados dignos de su reino, por el cual sufren.
y al mismo tiempo darles un descanso a ustedes, los que sufren, lo mismo que a nosotros, cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo con sus poderosos ángeles,
entre llamas de fuego, para darles su merecido a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Éstos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, y serán excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,
el dÃa que venga para ser glorificado en sus santos y admirado por todos los que creyeron. Y ustedes han creÃdo a nuestro testimonio.
Por eso siempre oramos por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos de su llamamiento, y cumpla con su poder todo propósito de bondad y toda obra de fe,