Pablo, Silvano y Timoteo, nos dirigimos a la iglesia de los tesalonicenses en Dios el Padre y en el Señor Jesucristo. Reciban ustedes gracia y paz.
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los tenemos presentes en nuestras oraciones.
Constantemente los recordamos delante de nuestro Dios y Padre por sus actos de fe; por su trabajo, que es fruto de su amor, y por su sufrida esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
porque ellos mismos hablan de lo bien que ustedes nos recibieron, y cómo se apartaron de los Ãdolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero, para servirlo
y esperar de los cielos a Jesús, su Hijo, a quien Dios resucitó de los muertos, y que es quien nos libra de la ira venidera.