But they that wait upon the LORD shall renew their strength; they shall mount up with wings as eagles; they shall run, and not be weary; and they shall walk, and not faint.
»Ahora, pueblo de Israel, oigan los estatutos y decretos que voy a enseñarles, para que los pongan por obra, y vivan y entren en la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres, y tomen posesión de ella.
No añadan ni quiten una sola palabra de lo que yo les mando, sino cumplan los mandamientos del Señor su Dios, que yo les ordeno observar.
Con sus propios ojos han visto ustedes lo que el Señor hizo en Baal Pegor, y cómo el Señor su Dios destruyó de en medio de ustedes a todos los que se fueron tras Baal Pegor.
Pero todos ustedes, los que siguieron al Señor su Dios, todavÃa siguen con vida.
Miren, yo les he enseñado los estatutos y decretos que el Señor mi Dios me mandó enseñarles, para que los cumplan en la tierra en la cual van a entrar para tomar posesión de ella.
Aquel dÃa que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, el Señor me dijo: “Reúne al pueblo, para que yo les haga oÃr mis palabras. Las aprenderán, para que me teman todos los dÃas que vivan sobre la tierra, y para que las enseñen a sus hijos.â€
Ustedes se acercaron y se pusieron al pie del monte, y el monte ardÃa en medio de una espesa nube y de gran oscuridad, mientras el fuego llegaba hasta los cielos.
Entonces, desde el fuego el Señor habló con ustedes, y ustedes oyeron su voz y sus palabras, pero aparte de oÃr su voz, no vieron ninguna figura.
»El dÃa que el Señor les habló desde el fuego ustedes no vieron ninguna figura. Asà que tengan mucho cuidado,
para que no se corrompan al hacerse esculturas, o imágenes de alguna figura, o efigies de hombres o mujeres,
o figuras de los animales que hay en la tierra, o figuras de las aves que cruzan los aires,
o figuras de los animales que se arrastran por el suelo, o figuras de los peces que hay en el agua debajo de la tierra.
No vaya a ser que levantes los ojos al cielo y, al ver el sol y la luna y las estrellas, y todas las huestes celestiales, sientas el impulso de inclinarte ante ellos y adorarlos. Todos ellos los ha concedido el Señor tu Dios a todos los pueblos debajo de los cielos;
en cambio, a ustedes el Señor los tomó y los sacó de Egipto, de ese horno de hierro, para que sean su propio pueblo, como en efecto hoy lo son.
»Por culpa de ustedes el Señor se enojó contra mÃ, y juró que yo no cruzarÃa el Jordán ni entrarÃa en la bella tierra que el Señor su Dios les da en propiedad.
Tengan cuidado de no olvidarse del pacto que el Señor su Dios estableció con ustedes. No se hagan ninguna escultura ni imagen de todo lo que el Señor su Dios les ha prohibido,
pues el Señor su Dios es un fuego consumidor; es un Dios celoso.
pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra de que muy pronto ustedes serán totalmente borrados de la tierra por la cual cruzan el Jordán para tomar posesión de ella. No estarán en ella mucho tiempo sin que sean destruidos.
El Señor los esparcirá entre los pueblos, y un reducido número de ustedes quedará entre las naciones a las cuales el Señor los lleva.
Allà ustedes servirán a dioses de madera y piedra, hechos por manos humanas, incapaces de ver, oÃr, comer ni oler.
»Pero si estando allà buscas al Señor tu Dios, lo hallarás, siempre y cuando lo busques con todo tu corazón y con toda tu alma.
En los últimos dÃas, si te encuentras angustiado y afectado por todas estas cosas, si te vuelves al Señor tu Dios, y oyes su voz,
»Pregunta ahora si en los tiempos pasados, antes de que tú vivieras, o desde el dÃa que Dios creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo del cielo al otro ha ocurrido algo tan grande como esto, o se supo de algo asÃ.
¿Acaso algún pueblo ha escuchado la voz de Dios hablarle desde el fuego, como la has oÃdo tú, y seguir con vida?
¿O ha intentado Dios venir y sacar a una nación de en medio de otra nación, y hacerla suya con pruebas y señales, y con milagros y guerra, y con mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores, como lo hizo el Señor su Dios en Egipto con ustedes, ante sus propios ojos?
tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, el rey de Basán. Estos dos reyes amorreos estaban en la ribera oriental del Jordán, y su territorio iba
de Aroer, en la ribera del arroyo Arnón, hasta el monte Sión, que es Hermón,
y por todo el Arabá, en la ribera oriental del Jordán, hasta el mar del Arabá, en la falda del monte Pisga.