Escúchenme, cielos, que voy a hablar;¡que oiga la tierra lo que dirán mis labios!
Mi enseñanza se derramará como la lluvia;mis razonamientos caerán como el rocÃo.Serán como la llovizna sobre la grama,como gotas de agua sobre la hierba.
Voy a proclamar el nombre del Señor;voy a enaltecer a nuestro Dios.
Los hizo ascender a las alturas de la tierra,y les dio a comer los frutos del campo;de la roca los hizo libar dulce miel,¡del duro pedernal los hizo extraer aceite!
Los alimentó con leche y mantequilla,con grasa de corderos y carneros de Basán,y con la carne de machos cabrÃos;les dio a comer del mejor trigoy les dio a beber del mejor vino.
Pero Jesurún engordó y dio de coces(engordó, se llenó de grasa),y abandonó al Dios que lo hizo;¡menospreció a la Roca de su salvación!
Con dioses ajenos despertó sus celos;con sus repugnantes hechos provocó su ira.
En vez de ofrecerle sacrificios a Dios,se los ofreció a los demonios,a dioses que nunca antes habÃa conocido;a dioses nuevos, venidos de cerca,a los que sus padres nunca antes adoraron.
Te olvidaste de la Roca que te creó;te olvidaste del Dios que te dio el ser.
El Señor vio esto, y se encendió su ira,porque sus hijos y sus hijas lo menospreciaron.
Porque mi ira es un fuego ardiente,y arderá hasta las profundidades del sepulcro;devorará la tierra y sus frutos,y consumirá los fundamentos de los montes.
Afuera, los aniquilará la espada;adentro de sus casas, los dominará el terror;lo mismo a jóvenes que a doncellas,lo mismo a niños de pecho que a gente anciana.
»Yo habÃa jurado que los esparcirÃa muy lejos,que pondrÃa fin a su memoria entre los hombres,
Porque son una nación carente de buen juicio:no tienen capacidad de entendimiento.
¡Si al menos fueran sabios y entendieran esto,y se dieran cuenta del fin que les espera!
¿Cómo podrÃa un solo hombre perseguir a mil,si yo, el Señor, no se los hubiera vendido?¿Cómo podrÃan sólo dos poner en fuga a diez mil,si yo, su Roca, no se los hubiera entregado?»
La roca de aquellos no es como nuestra Roca,y hasta nuestros enemigos pueden constatarlo.
La vid de ellos es de la vid de Sodoma,¡es de los campos de Gomorra!Sus uvas son uvas ponzoñosas,y producen racimos de amargura.
Su vino es un veneno de serpientes,¡no es sino mortal ponzoña de áspides!
«¿Acaso no he guardado esto conmigo,y lo tengo sellado entre mis tesoros?
SÃ, el Señor juzgará a su pueblo,y por amor de sus siervos cambiará de pareceral ver que su fuerza se ha debilitadoy que ya no quedan siervos ni libres.
Entonces dirá: «¿Y dónde están sus dioses,esas rocas en las que se refugiaban,
que se comÃan la grasa de sus sacrificios,y bebÃan el vino de sus libaciones?¡Que se levanten y vengan a ayudarlos!¡Que vengan a defenderlos!
Reconozcan ahora que yo soy Dios,y que no hay otros dioses conmigo.Yo doy la vida, y yo la quito;yo hiero de muerte, y yo devuelvo la vida,y no hay nadie que pueda evitarlo.
Yo levanto la mano hacia los cielosy juro que vivo para siempre.
No se trata de palabras sin sentido, sino que se trata de su propia vida. Por medio de esta ley ustedes prolongarán su vida sobre la tierra al otro lado del Jordán, adonde ahora se dirigen para tomar posesión de ella.»
«Sube al monte AbarÃn, a la cumbre del monte Nebo, que está en la tierra de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán, que yo doy a los hijos de Israel como su propiedad.
AllÃ, en ese monte al cual vas a subir, morirás y te reunirás con tu pueblo, del mismo modo que antes tu hermano Aarón murió en el monte Hor y fue a reunirse con su pueblo.