Be merciful unto me, O God, be merciful unto me: for my soul trusteth in thee: yea, in the shadow of thy wings will I make my refuge, until these calamities be overpast.
»De allà partimos en dirección al desierto, por el camino del Mar Rojo, tal y como el Señor me lo habÃa dicho, y durante mucho tiempo rodeamos el monte de SeÃr.
Entonces el Señor habló conmigo, y me dijo:
“Ustedes ya han rodeado bastante este monte. Ahora dirÃjanse al norte.
Ordena al pueblo lo siguiente: ‘Cuando ustedes pasen por el territorio de sus hermanos, es decir, los hijos de Esaú, que habitan en SeÃr, ellos van a tener miedo de ustedes. Pero tengan mucho cuidado.
No se metan con ellos, porque yo no les voy a dar de su tierra ni siquiera lo que alcancen a cubrir con un pie. A Esaú le he dado en propiedad el monte de SeÃr.
»El Señor me dijo: “No molestes a Moab, ni trabes combate con ellos, porque no voy a darte posesión de su tierra. A los hijos de Lot les he dado Ar en propiedad.
(Hace tiempo, esa tierra la habitaron los emitas, que eran gente grande y numerosa, y alta como los hijos de Anac.
SeÃr estuvo habitada por los horeos, pero los hijos de Esaú los expulsaron de allÃ; los arrojaron de su presencia y ocuparon su lugar, como lo hizo Israel en la tierra que les dio el Señor por posesión.)
â€Y ahora, ¡levántense y pasen el arroyo de Zered!â€Â»Entonces pasamos el arroyo de Zered.
como me permitieron hacer los hijos de Esaú que habitan en SeÃr, y los moabitas que habitan en Ar. Tenemos que cruzar el Jordán y llegar a la tierra que el Señor nuestro Dios nos va a dar.â€
»Pero Sijón, el rey de Jesbón, no nos dejó pasar por su territorio, y es que el Señor tu Dios habÃa endurecido su espÃritu, y cerrado su corazón, para entregarlo en tus manos, como hasta el dÃa de hoy.
Entonces el Señor me dijo: “Mira, ya he comenzado a entregarte a Sijón y a su tierra. Comienza ya a tomar posesión de ella, porque es tu herencia.â€
Entonces nos apoderamos de todas sus ciudades, y las destruimos todas, y no dejamos con vida ni hombres, ni mujeres ni niños.
Solamente nos quedamos con los ganados y con los despojos de las ciudades que habÃamos tomado.
Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que se librara de nosotros; todas ellas las entregó el Señor nuestro Dios en nuestro poder.
A donde no llegamos fue a la tierra de los hijos de Amón, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc, ni a las ciudades del monte, ni a ningún lugar que el Señor nuestro Dios nos habÃa prohibido llegar.