Por eso yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bien de ustedes, los no judÃos.
Sin duda ustedes se habrán enterado del plan que Dios, en su bondad, me asignó para el bien de ustedes;
me refiero al misterio que me declaró por revelación, como ya les habÃa escrito brevemente.
Al leerlo, podrán darse cuenta de que conozco el misterio de Cristo,
misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a la humanidad tal y como ahora se ha revelado a sus santos apóstoles y profetas por el EspÃritu.
Ahora sabemos que, por medio del evangelio, los no judÃos son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartÃcipes de la promesa en Cristo Jesús.
Por el don de la gracia de Dios, que me ha sido dado conforme a su gran poder, yo fui designado ministro de este evangelio.
Yo, que soy menor que el más pequeño de todos los santos, he recibido el privilegio de anunciar entre los no judÃos el evangelio de las insondables riquezas de Cristo,
y de hacer entender a todos cuál es el plan del misterio que Dios, el creador de todas las cosas, mantuvo en secreto desde tiempos remotos
para dar a conocer ahora, por medio de la iglesia, su multiforme sabidurÃa a los principados y poderes en los lugares celestiales,
conforme al propósito eterno que llevó a cabo por medio de Cristo Jesús nuestro Señor,