y ustedes no me despreciaron ni desecharon por la prueba que tenÃa en el cuerpo, sino que me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentaban? Yo doy testimonio de que, de haber podido, ustedes se habrÃan sacado sus propios ojos, para dármelos.
¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes, por decirles la verdad?