Sin embargo, no serÃa insensato de mi parte el querer jactarme, porque estarÃa diciendo la verdad; pero prefiero no hacerlo, para que nadie piense de mà más de lo que ve u oye de mÃ.
Y para que no me exaltara demasiado por la grandeza de las revelaciones, se me clavó un aguijón en el cuerpo, un mensajero de Satanás, para que me abofetee y no deje que yo me enaltezca.
Tres veces le he rogado al Señor que me lo quite,
Por eso, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias; porque mi debilidad es mi fuerza.
Al jactarme, me he portado como un necio; pero ustedes me han obligado a hacerlo asÃ. Aunque no soy nadie, yo debÃa haber sido alabado por ustedes, ya que en nada he sido menos que esos grandes apóstoles.
Con todo, las señales de apóstol se han realizado entre ustedes con toda paciencia, por medio de señales, prodigios y milagros.
¿TodavÃa creen que nos estamos disculpando con ustedes? Cuando hablamos, lo hacemos delante de Dios en Cristo; y todo esto, amados mÃos, para la edificación de ustedes.
Mucho me temo que, cuando llegue, no los encuentre como quisiera encontrarlos, y que tampoco ustedes me encuentren asÃ. Me temo que entre ustedes hay pleitos, envidias, enojos, divisiones, calumnias, chismes, insolencias y desórdenes.