Se ha sabido de un caso de inmoralidad sexual entre ustedes, que ni siquiera los paganos tolerarÃan, y es que uno de ustedes tiene como mujer a la esposa de su padre.
Ustedes están engreÃdos. ¿No deberÃan, más bien, lamentar lo sucedido y expulsar de entre ustedes al que cometió tal acción?
Yo, por mi parte, aunque fÃsicamente no estoy entre ustedes, sà lo estoy en espÃritu y, como si hubiera estado presente, he juzgado al que hizo tal cosa.
entreguen a ese hombre a Satanás para que lo destruya, a fin de que su espÃritu sea salvado en el dÃa del Señor Jesús.
No está bien que ustedes se jacten. ¿No saben que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?
LÃmpiense de la vieja levadura, para que sean una nueva masa, sin levadura, como en realidad lo son. Nuestra pascua, que es Cristo, ya ha sido sacrificada por nosotros.
Asà que celebremos la fiesta, pero no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Por carta ya les he dicho que no se junten con esos libertinos.
Y no me refiero a que se aparten del todo de los libertinos mundanos, o de los avaros, o de los ladrones, o de los idólatras, pues en ese caso tendrÃan que salirse de este mundo.
Más bien les escribà que no se junten con los que se dicen hermanos pero son libertinos, avaros, idólatras, insolentes, borrachos y ladrones. Con esa gente, ni siquiera coman juntos.