Ustedes vayan en pos del amor, y procuren alcanzar los dones espirituales, sobre todo el de profecÃa,
pues el que habla en lenguas extrañas le habla a Dios, pero no a los hombres; y nadie le entiende porque, en el EspÃritu, habla de manera misteriosa.
Pero el que profetiza les habla a los demás para edificarlos, exhortarlos y consolarlos.
El que habla en lengua extraña, se edifica a sà mismo; en cambio, el que profetiza, edifica a la iglesia.
Si los instrumentos musicales, como la flauta o la cÃtara, no tuvieran un sonido claramente distinto, ¿cómo podrÃamos distinguir entre la música de flauta y la música de cÃtara?
Lo mismo pasa con ustedes: si no usan la lengua para comunicar un mensaje claro y comprensible, ¿cómo se va a entender lo que dicen? Es como si hablaran al aire.
No hay duda de que en el mundo hay muchos idiomas, y que ninguno de ellos carece de significado.
Tu acción de gracias puede ser muy buena, pero el otro no será edificado.
Doy gracias a Dios de que hablo en lenguas más que todos ustedes,
pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para poder enseñar a los demás, que diez mil palabras en una lengua extraña.
Hermanos, no sean como niños en su modo de razonar. Sean como niños en cuanto a la malicia, pero en su modo de razonar actúen como gente madura.
asà los secretos de su corazón quedarán al descubierto, y esa persona se postrará ante Dios y lo adorará, y reconocerá que Dios está realmente entre ustedes.
Por lo tanto, hermanos, cuando ustedes se reúnan, tal vez cada uno tenga un salmo, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lengua extraña, o una interpretación; pero todo deben hacerlo para la edificación.
Si se habla en una lengua extraña, que hablen dos, y hasta tres, pero que lo hagan por turnos, y que uno de ellos interprete lo que se diga.
Pero si no hay quien interprete, esa persona debe guardar silencio en la iglesia, y hablar para sà misma y para Dios.
De la misma manera, que hablen dos y hasta tres profetas, y que los demás juzguen lo dicho.
Si alguien que está sentado recibe una revelación, el primero debe dejar de hablar;
asà todos podrán profetizar por turno, a fin de que todos aprendan y sean exhortados.
El don de profecÃa debe estar bajo el control de los profetas,
pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.Como en todas las iglesias de los santos,