Todos sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se ciñe a la verdad.
Y tú, que juzgas a los demás pero practicas las mismas cosas que ellos, ¿piensas que escaparás del juicio de Dios?
¿No te das cuenta de que menosprecias la benignidad, la tolerancia y la paciencia de Dios, y que ignoras que su benignidad busca llevarte al arrepentimiento?
Pero por la obstinación y dureza de tu corazón, vas acumulando ira contra ti mismo para el dÃa de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio,
en el cual pagará a cada uno conforme a sus obras.
Dios dará vida eterna a los que, perseverando en hacer el bien, buscan gloria, honra e inmortalidad;
pero castigará con ira a los que por egoÃsmo se rebelan y no obedecen a la verdad, sino a la injusticia.
Asà que todos los que han pecado sin haber tenido la ley, perecerán sin la ley, y todos los que han pecado bajo la ley, serán juzgados por la ley.
Porque Dios no considera justos a los que simplemente oyen la ley sino a los que la obedecen.
Porque cuando los paganos, que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que la ley demanda, son ley para sà mismos, aunque no tengan la ley;
y de esa manera demuestran que llevan la ley escrita en su corazón, pues su propia conciencia da testimonio, y sus propios razonamientos los acusarán o defenderán
en el dÃa en que Dios juzgará por medio de Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Ahora bien, tú te llamas judÃo, confÃas en la ley, y te enorgulleces de tu Dios.
Conoces la voluntad de Dios y juzgas lo que es mejor porque la ley asà te lo ha enseñado.
Estás convencido de que eres guÃa de los ciegos y luz de los que están en tinieblas,
instructor de los ignorantes y maestro de niños, y que tienes en la ley la clave del conocimiento y de la verdad.
Pues bien, tú que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se debe robar, ¿robas?
Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que detestas a los Ãdolos, ¿robas en los templos?
Tú que te sientes orgulloso de la ley, ¿deshonras a Dios quebrantando la ley?
Porque, como está escrito: «Por causa de ustedes el nombre de Dios es blasfemado entre los paganos.»
Es verdad que, si obedeces a la ley, la circuncisión es provechosa, pero si la desobedeces, será como si no estuvieras circuncidado.
Por lo tanto, si el que no está circuncidado obedece lo que la ley ordena, ¿no se lo considerará como si estuviera circuncidado?
Y el que no está fÃsicamente circuncidado, pero obedece la ley, te condenará a ti, que desobedeces la ley a pesar de que tienes la ley y estás circuncidado.
Porque lo exterior no hace judÃo a nadie, y estar circuncidado no es una señal externa solamente.
El verdadero judÃo lo es en su interior, y la circuncisión no es la literal sino la espiritual, la del corazón. El que es judÃo de esta manera es aprobado, no por los hombres, sino por Dios.