El que come de todo, no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo, no debe juzgar al que come, porque Dios lo ha aceptado.
Algunos creen que ciertos dÃas son más importantes que otros. Otros consideran que todos los dÃas son iguales. Cada uno está plenamente convencido de su propio pensamiento.
Pero si tu hermano se siente agraviado por causa de lo que comes, entonces tu conducta ya no refleja el amor. No hagas que por causa de tu comida se pierda aquel por quien Cristo murió.
No permitan que se hable mal del bien que ustedes hacen,
porque el reino de Dios no es cuestión de comida ni de bebida, sino de justicia, paz y gozo en el EspÃritu Santo.
El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
Asà que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.
No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas son limpias; lo malo es hacer tropezar a otros por lo que comemos.
Lo mejor es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada que haga que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
¿Tú tienes fe? Tenla para contigo delante de Dios. Dichoso aquel, a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace.
Pero el que duda acerca de lo que come, ya se ha condenado, porque no lo hace por convicción; y todo lo que no se hace por convicción es pecado.