Though I walk in the midst of trouble, thou wilt revive me: thou shalt stretch forth thine hand against the wrath of mine enemies, and thy right hand shall save me.
Los acompañantes de Saulo se quedaron atónitos, porque oÃan la voz pero no veÃan a nadie.
Saulo se levantó y, cuando abrió los ojos, ya no podÃa ver, asà que de la mano lo llevaron a Damasco,
y allà estuvo tres dÃas sin poder ver, y tampoco comió ni bebió nada.
En Damasco habÃa un discÃpulo llamado AnanÃas, que habÃa tenido una visión en la que el Señor lo llamaba por su nombre. AnanÃas habÃa respondido: «Aquà me tienes, Señor.»
El Señor le dijo: «Levántate y ve a la calle llamada “Derechaâ€; allÃ, en la casa de Judas, busca a un hombre llamado Saulo, que es de Tarso y está orando.
Saulo ha tenido una visión, en la que vio que un varón llamado AnanÃas entraba y le imponÃa las manos, con lo que le hacÃa recobrar la vista.»
Yo le voy a mostrar todo lo que tiene que sufrir por causa de mi nombre.»
AnanÃas fue y, una vez dentro de la casa, le impuso las manos y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venÃas, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del EspÃritu Santo.»
Cuando los hermanos supieron esto, lo llevaron hasta Cesarea y lo enviaron a Tarso.
Mientras tanto, las iglesias en toda Judea, Galilea y Samaria vivÃan en paz y eran edificadas en el temor del Señor, y su número iba en aumento por la fuerza del EspÃritu Santo.
Al ver esto, los habitantes de Lida y de Sarón se convirtieron al Señor.
En Jope habÃa una discÃpula llamada Tabitá, es decir, Dorcas. Tabitá siempre hacÃa muchas buenas obras y ayudaba mucho a la gente pobre.
Pero sucedió que en esos dÃas se enfermó y murió. Entonces lavaron su cadáver, y luego lo pusieron en una sala.
Como Lida estaba cerca de Jope, los discÃpulos supieron que Pedro estaba allÃ; entonces enviaron a dos hombres para pedirle que fuera a Jope urgentemente.
Pedro se levantó y se fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron a la sala. AllÃ, todas las viudas lo rodearon y, mientras lloraban, le mostraron las túnicas y los vestidos que Dorcas habÃa hecho cuando vivÃa.