Entonces los doce convocaron a todos los discÃpulos y les dijeron: «No está bien que desatendamos la proclamación de la palabra de Dios por atender a las mesas.
Como Esteban estaba lleno de la gracia y del poder de Dios, realizaba grandes prodigios y señales entre el pueblo.
Pero unos que eran de la sinagoga llamada «de los libertos», y otros que eran de Cirene, AlejandrÃa, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban;
pero como no pudieron superar la sabidurÃa y el EspÃritu que Dios le daba,