¡Y ahora me juzgan por mi esperanza en la promesa que Dios les hizo a nuestros padres!
Se trata de la promesa cuyo cumplimiento nuestras doce tribus esperan alcanzar; por eso dÃa y noche sirven constantemente a Dios. ¡Y es por tener esta esperanza, rey Agripa, por lo que me acusan los judÃos!
¿Acaso a ustedes les resulta increÃble que Dios resucite a los muertos?
»Reconozco haber creÃdo que era mi deber hacer cualquier cosa en contra del nombre de Jesús de Nazaret.
»Con amplios poderes en mi mano, y comisionado por los principales sacerdotes, iba yo una vez hacia Damasco;
y de pronto, rey Agripa, a eso del mediodÃa, una luz del cielo, más brillante que el resplandor del sol, nos rodeó en el camino a mà y a mis acompañantes.
para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás al poder de Dios; para que por la fe en mÃ, reciban el perdón de sus pecados y la herencia de los que han sido santificados.â€
»Por eso, rey Agripa, no desobedecà esa visión celestial,
Por ejemplo, que el Cristo tenÃa que padecer, y que serÃa el primero en resucitar de los muertos, para anunciar la luz al pueblo de Israel y a las naciones.»
Esto decÃa Pablo en su defensa, cuando Festo gritó a voz en cuello: «¡Estás loco, Pablo! ¡Las muchas letras te han vuelto loco!»
Pero Pablo respondió: «No estoy loco, excelentÃsimo Festo. Lo que estoy diciendo es la verdad, y tiene sentido.