Though I walk in the midst of trouble, thou wilt revive me: thou shalt stretch forth thine hand against the wrath of mine enemies, and thy right hand shall save me.
Pero el mago Elimas (que asà se traduce su nombre), se lo impedÃa y procuraba apartar de la fe al procónsul.
Como Saulo, o sea, Pablo, estaba lleno del EspÃritu Santo, fijó la mirada en el mago
y dijo: «¡Eres un hijo del diablo! ¡Estás lleno de mentira y de maldad, y eres enemigo de la justicia! ¿Cuándo dejarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
Pon atención, porque la mano del Señor está en tu contra y vas a quedarte ciego; no podrás ver el sol por algún tiempo.» Y al instante quedó completamente ciego; y caminaba en cÃrculos, buscando alguien que lo llevara de la mano.
Cuando el procónsul vio lo que habÃa sucedido, quedó maravillado de la enseñanza del Señor y creyó.
Entonces Pablo se levantó y, luego de hacerles una señal para que guardaran silencio, dijo:«Escúchenme ustedes, varones israelitas, y todos los que temen a Dios:
El Dios de Israel eligió a nuestros padres y enalteció a su pueblo, y aunque ellos vivieron en Egipto como extranjeros, Dios los sacó de allà con gran despliegue de poder.
Durante unos cuarenta años los toleró en el desierto;
»Sepan ustedes, hermanos descendientes de Abrahán, y todos ustedes, los que honran a Dios, que este mensaje de salvación ha sido enviado a nosotros.
Dios la ha cumplido en sus hijos, es decir, en nosotros, al resucitar a Jesús. Asà está escrito en el salmo segundo, que dice: “Tú eres mi hijo. Hoy te he engendrado.â€
Es un hecho que, por la voluntad de Dios, David sirvió a su generación y, cuando murió, se fue a reunir con sus padres; pero su cuerpo se corrompió.
Sin embargo, el cuerpo de Jesús no se corrompió, porque Dios lo resucitó.
Hermanos, quiero que sepan que les estamos anunciando el perdón de sus pecados por medio de Jesús.
Ésa es la orden que el Señor nos dio, cuando dijo:»“Te he puesto como luz para las naciones,para que lleves salvación hasta los confines de la tierra.â€Â»
Cuando los que no eran judÃos oyeron esto, se alegraron y glorificaron la palabra del Señor, y todos los que estaban destinados a recibir la vida eterna creyeron.
Y la palabra del Señor se difundÃa por toda aquella provincia.