Mientras Pedro no lograba entender el significado de la visión que habÃa tenido, los hombres que Cornelio habÃa enviado, y que preguntaban por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
Entonces les dijo: «Como ustedes saben, para un judÃo es muy repugnante juntarse o acercarse a un extranjero, pero Dios me ha hecho ver que no puedo llamar a nadie gente común o impura.
Cornelio le dijo: «Hace cuatro dÃas, como a esta hora, es decir, a las tres de la tarde, yo estaba orando en mi casa. De pronto, vi que delante de mà estaba un varón vestido con ropas resplandecientes.
Ese varón me dijo: “Cornelio, Dios ha escuchado tus oraciones, y la ayuda que has dado a otros la ha recibido como una ofrenda.