Entonces Jesús dijo: «Hagan que la gente se recueste.» HabÃa mucha hierba en aquel lugar, y se recostaron como cinco mil hombres.
Jesús tomó aquellos panes, y luego de dar gracias los repartió entre los discÃpulos, y los discÃpulos entre los que estaban recostados. Esto mismo hizo con los pescados, y les dio cuanto querÃan.
Cuando quedaron saciados, les dijo a sus discÃpulos: «Recojan los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.»
Entonces ellos recogieron los pedazos que de los cinco panes de cebada les sobraron a los que habÃan comido, y con ellos llenaron doce cestas.
Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discÃpulos estaban allÃ, entraron en las barcas y fueron a Cafarnaún, para buscar a Jesús.
Cuando lo hallaron al otro lado del lago, le dijeron: «RabÃ, ¿cuándo llegaste acá?»
Jesús les respondió: «De cierto, de cierto les digo que ustedes no me buscan por haber visto señales, sino porque comieron el pan y quedaron satisfechos.
Éste es el pan que descendió del cielo. No es como el pan que comieron los padres de ustedes, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.»
Jesús dijo estas cosas en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.