Un dÃa, mientras Jesús estaba en el templo enseñando al pueblo y anunciándoles las buenas noticias, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, junto con los ancianos,
Luego comenzó a contarle a la gente esta parábola: «Un hombre plantó una viña, se la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo.
A su debido tiempo, envió a uno de sus siervos para que los labradores le entregaran la parte de lo que la viña habÃa producido; pero los labradores lo golpearon y lo mandaron con las manos vacÃas.
Todo el que caiga sobre esa piedra, se hará pedazos; y si ella cae sobre alguien, lo aplastará por completo.»
En ese mismo instante los principales sacerdotes y los escribas trataron de echarle mano, pues comprendieron que, al contar esa parábola, Jesús se referÃa a ellos. Pero tenÃan miedo de la gente;
entonces enviaron espÃas que parecÃan gente buena, para que lo acecharan y atraparan a Jesús en sus propias palabras, y asà poder ponerlo bajo el poder y la autoridad del gobernador.
Los espÃas le preguntaron: «Maestro, sabemos que dices y enseñas con rectitud, y que no discriminas a nadie, sino que en verdad enseñas el camino de Dios.
Asà que, en la resurrección, ¿esposa de cuál de ellos será la viuda, ya que los siete estuvieron casados con ella?»
Entonces Jesús les dijo: «La gente de este mundo se casa, y se da en casamiento,
pero los que sean considerados dignos de alcanzar el mundo venidero y la resurrección de entre los muertos, no se casarán ni se darán en casamiento,
porque ya no podrán morir, sino que serán semejantes a los ángeles, y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección.
hasta que ponga a tus enemigospor estrado de tus pies.’â€
»Y si David lo llama Señor, ¿cómo entonces puede ser su hijo?»
Como todo el pueblo lo estaba escuchando, Jesús les dijo a sus discÃpulos:
«CuÃdense de los escribas, porque les gusta pasearse con ropas largas, y que los saluden en las plazas, y sentarse en las primeras sillas de las sinagogas, y en los lugares más importantes de los banquetes.
Se adueñan de los bienes de las viudas, y para disimular todo esto hacen largas oraciones. ¡Pero ellos recibirán una mayor condenación!»