Jesús les dijo: «Un hombre de alto rango se fue a un paÃs lejano, para recibir un reino y luego volver.
Antes de partir, llamó a diez de sus siervos, les dio una buena cantidad de dinero, y les dijo: “Hagan negocio con este dinero, hasta que yo vuelva.â€
«Vayan a la aldea que está ante ustedes. Al entrar en ella, van a encontrar atado un burrito, sobre el cual nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo aquÃ.
Y ellos contestaron: «Porque el Señor lo necesita.»
Luego se lo llevaron a Jesús, echaron sus mantos sobre el burrito, e hicieron montar a Jesús.
Conforme Jesús avanzaba, la multitud tendÃa sus mantos por el camino.
Cuando se acercó a la bajada del monte de los Olivos, todo el conjunto de sus discÃpulos comenzó a gritar de alegrÃa y a alabar a Dios por todas las maravillas que habÃan visto;
y decÃan: «¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas!»
Algunos de los fariseos que iban entre la multitud le dijeron: «Maestro, ¡reprende a tus discÃpulos!»
y dijo: «¡Ah, si por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos.
Porque van a venir sobre ti dÃas, cuando tus enemigos levantarán un cerco a tu alrededor, y te sitiarán.
Y te destruirán por completo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no te diste cuenta del momento en que Dios vino a visitarte.»