Jesús les respondió: «¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes IsaÃas, cuando escribió:»“Este pueblo me honra con los labios,pero su corazón está lejos de mÃ.
No tiene sentido que me honren,si sus enseñanzas son mandamientos humanos.â€
Porque ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, y se aferran a la tradición de los hombres.» [Es decir, al lavamiento de jarros y de vasos para beber, y a muchas otras cosas semejantes.]
Pero ustedes dicen: “Basta que alguien diga al padre o a la madre: ‘Todo aquello con que podrÃa ayudarte es Corbán’ (es decir, mi ofrenda a Dios)â€,
y con eso ustedes ya no permiten que nadie ayude más a su padre o a su madre.
Es asà como ustedes invalidan la palabra de Dios con la tradición que se han transmitido, además de que hacen muchas otras cosas parecidas.»
Jesús volvió a llamar a toda la gente, y les dijo: «Escúchenme todos, y entiendan:
Nada que venga de afuera puede contaminar a nadie. Lo que contamina a la persona es lo que sale de ella.»
[Si alguno tiene oÃdos para oÃr, que oiga.]
Cuando entró en la casa, luego de alejarse de la multitud, sus discÃpulos le preguntaron acerca de la parábola.
Jesús les dijo: «¿Tampoco ustedes pueden entender esto? ¿Acaso no entienden que nada que venga de afuera y entre en alguien puede contaminarlo?
Porque eso no entra en su corazón, sino en su vientre, y al final va a parar en la letrina.» Con esto Jesús estaba diciendo que todos los alimentos son limpios,