Though I walk in the midst of trouble, thou wilt revive me: thou shalt stretch forth thine hand against the wrath of mine enemies, and thy right hand shall save me.
Si la casa es digna, recibirá la paz que ustedes le deseen; pero si no es digna, ese deseo de paz se volverá a ustedes.
Si alguien no los recibe, ni oye sus palabras, salgan de aquella casa o ciudad, y sacúdanse el polvo de los pies.
De cierto les digo que, en el dÃa del juicio, el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, será más tolerable que para aquella ciudad.
»Tengan ustedes en cuenta que los estoy enviando como a ovejas en medio de lobos; asà que sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
CuÃdense de la gente, porque los entregarán a los tribunales, y los azotarán en las sinagogas;
y por causa de mÃ, incluso los harán comparecer ante gobernadores y reyes, para que den testimonio ante ellos y ante las naciones.
Pero cuando ustedes sean entregados, no se preocupen por lo que han de decir, ni por cómo habrán de decirlo, porque en ese momento se les dará lo que tienen que decir.
Porque no serán ustedes los que hablen, sino que el EspÃritu de su Padre hablará por ustedes.
El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.
Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que resista hasta el fin será salvado.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra; porque de cierto les digo que no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.
El discÃpulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.
Al discÃpulo debe bastarle con ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¿cuánto más a los de su familia?
»Asà que, no los teman, porque no hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ni nada oculto que no haya de saberse.
Lo que les digo en las tinieblas, dÃganlo en la luz; y lo que oyen al oÃdo, proclámenlo desde las azoteas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
¿Acaso no se venden dos pajarillos por unas cuantas monedas? Aun asÃ, ni uno de ellos cae a tierra sin que el Padre de ustedes lo permita,
pues aun los cabellos de ustedes están todos contados.
Asà que no teman, pues ustedes valen más que muchos pajarillos.
»No piensen que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
He venido para poner al hijo contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
Los enemigos del hombre serán los de su casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mÃ, no es digno de mÃ. El que ama a su hijo o hija más que a mÃ, no es digno de mÃ.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mÃ.
El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mÃ, la hallará.
»El que los recibe a ustedes, me recibe a mÃ; y el que me recibe a mÃ, recibe al que me envió.
El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá igual recompensa que el profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá igual recompensa que el justo.