«Habla con los hijos de Israel, y diles que el hombre o la mujer que se aparte y haga voto de nazareo para consagrarse a mÃ,
deberá abstenerse de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino ni de sidra, ni beberá ningún licor de uva, ni comerá tampoco uvas frescas ni secas.
Todo el tiempo de su nazareato deberá abstenerse de comer de todo producto de la vid, incluso de los granillos y el hollejo.
El octavo dÃa llevará al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión, dos tórtolas o dos palominos.
El sacerdote ofrecerá uno de ellos en expiación y el otro en holocausto. AsÃ, ese dÃa hará expiación por el que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza.
Consagrará para mà los dÃas de su nazareato, y presentará un cordero de un año en expiación por la culpa; pero los primeros dÃas serán anulados por cuanto su nazareato fue contaminado.
y me presentará su ofrenda, que será un cordero de un año, sin defecto, en holocausto; una cordera de un año, sin defecto, en expiación; y un carnero sin defecto como ofrenda de paz,
más un canastillo de tortas de flor de harina sin levadura, amasadas con aceite, hojaldras sin levadura untadas con aceite, con su ofrenda y sus libaciones.
El sacerdote ofrecerá esto delante de mÃ, y hará su expiación y su holocausto.
Entonces el nazareo se rapará la cabeza consagrada a la puerta del tabernáculo de reunión, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los echará sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.
»Ésta es la ley para el que haga un voto de nazareo, y la ofrenda que deberá presentar al Señor por su nazareato, además de lo que sus propios recursos le permitan. Todo se hará según el voto que haya hecho, y conforme a la ley de su nazareato.»