Asà los levitas tendrán ciudades donde vivir, y los ejidos de esas ciudades serán para sus animales y ganados, y para todas sus bestias.
Los ejidos de las ciudades que den a los levitas deben tener un perÃmetro de cuatrocientos cincuenta metros de la muralla de la ciudad hacia afuera.
Fuera de las ciudades, los ejidos a su alrededor deben medir novecientos metros por el este, novecientos metros por el sur, novecientos metros por el oeste, y novecientos metros por el norte, y la ciudad quedará en el centro.
Seis de las ciudades que darán a los levitas serán de refugio, para que los homicidas puedan refugiarse en ellas. Además de estas seis ciudades, les darán otras cuarenta y dos,
de modo que lo que darán a los levitas será un total de cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos.
Estas ciudades las tomarán de lo que los hijos de Israel reciban en propiedad. Del que tenga mucho, tomarán mucho; del que tenga poco, tomarán poco. Cada uno dará a los levitas una parte de sus ciudades, según lo que haya recibido en propiedad.»
Esas ciudades servirán para refugiarse del que quiera tomar venganza, pues el homicida no será condenado a muerte hasta que sea juzgado en presencia de la congregación.
»â€De las ciudades que den a los levitas, seis serán ciudades de refugio.
Tres de estas ciudades de refugio estarán en la ribera este del Jordán, y las otras tres ciudades estarán en la tierra de Canaán.
»â€Si la agresión se hizo con algún instrumento de hierro, y la vÃctima muere, se trata de un homicidio, y el homicida será condenado a muerte.
»â€Si la agresión se hizo con una piedra en la mano, capaz de causar la muerte, y la vÃctima muere, se trata de un homicidio, y el homicida será condenado a muerte.
»â€Si la agresión se hizo con un objeto de madera, capaz de causar la muerte, y la vÃctima muere, se trata de un homicidio, y el homicida será condenado a muerte.
»â€El que quiera vengar esa muerte, podrá matar al homicida, si lo encuentra.
»â€Si el homicida empuja a su vÃctima por odio, o le arroja algo porque ya lo acechaba, y la vÃctima muere;
o si por enemistad lo hiere con su propia mano, y la vÃctima muere, se trata de un homicidio, y el agresor será condenado a muerte. El que quiera vengar la muerte de la vÃctima podrá matar al homicida cuando lo encuentre.
o sin fijarse deja caer sobre la vÃctima alguna piedra capaz de matarlo, y la vÃctima muere sin que el agresor fuera su enemigo o procurara su mal,
entonces la congregación juzgará entre el homicida y el que quiera vengar la muerte, en conformidad con estas leyes:
»â€La congregación librará al homicida de las manos del vengador, y lo hará volver a la ciudad en la que se haya refugiado, y el homicida se quedará a vivir allá hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.
»â€Si el homicida sale más allá de los lÃmites de la ciudad en la que se refugió,
y el vengador de la vÃctima lo halla fuera de los lÃmites de esa ciudad de refugio, y lo mata, el vengador no será culpable de su muerte,
»â€No podrán recibir dinero a cambio de la vida de un homicida, pues está condenado a muerte, y sin falta morirá.
»â€No podrán recibir dinero a cambio del que haya huido a una ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, antes de la muerte del sumo sacerdote.
»â€No contaminen la tierra donde vivan, porque la sangre derramada hará impura la tierra, y sólo se purificará de la sangre derramada en ella con la sangre del que la derramó.
»â€No contaminen la tierra que habitan, porque yo habito en medio de ustedes. Yo, el Señor, habito en medio de los hijos de Israel.â€Â»