Señor, he oÃdo hablar de tus hechos,y saberlo me llena de temor.Vuelve a actuar, Señor, en estos tiempos;date a conocer en nuestros dÃas,y si te enojas, recuerda que eres compasivo.
¡Dios viene de Temán!¡El Santo viene del monte de Parán!¡Su gloria cubre los cielos!¡La tierra se llena con su alabanza!
¡Su resplandor es como la luz!¡Brillantes rayos salen de su mano!¡Allà está escondido su poder!
Avanza precedido de gran mortandad,y cierra su marcha ardiente fuego.
Si se detiene, la tierra se estremece;si lanza una mirada, tiemblan las naciones,las montañas eternas se desmoronan,y las colinas perennes se hunden.¡Sus caminos son eternos!
He visto aflicción en las tiendas de Cusán,y angustia en las tiendas de Madián.
¿Te enojaste, Señor, contra los rÃos?¿Te airaste contra ellos?¿Se desató tu furia contra el marcuando montaste en tus caballosy subiste en tus carros de victoria?
Al quedar tu arco al descubierto,pudo verse tu aljaba repleta de flechas.Con los rÃos divides la tierra.
Los montes te ven, y tiemblan.Pasan las aguas y todo lo inundan;el mar profundo deja oÃr su voz,y las grandes olas se agitan.
Al ver el resplandor de tus saetas,y el brillo de tu deslumbrante lanza,el sol y la luna detienen su marcha.
En tu ira, pisoteas la tierra;en tu furor, aplastas a las naciones.
Acudes al llamado de tu pueblo,y sales en ayuda de tu ungido.Abates la casa del jefe malvado,y lo dejas desnudo de pies a cabeza.
Horadas con sus propios dardosla cabeza de sus guerreros,que arremeten contra mà para que huya,y gozan devorando al pobre que se esconde.
Tú cabalgas en el mar con tus caballos,y haces que se agiten las muchas aguas.
Al oÃrte, se estremecen mis entrañas;mis labios tiemblan al escuchar tu voz.El mal me cala hasta los huesos,y en mi interior todo se estremece,pero yo espero confiado el dÃa de la angustia,el dÃa en que será invadidoel pueblo que ahora nos oprime.
Aunque todavÃa no florece la higuera,ni hay uvas en los viñedos,ni hay tampoco aceitunas en los olivos,ni los campos han rendido sus cosechas;aunque no hay ovejas en los redilesni vacas en los corrales,
yo me alegro por ti, Señor;¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación!
Tú, Señor eres mi Dios y fortaleza.Tú, Señor, me das pies ligeros, como de cierva,y me haces andar en mis alturas.Al jefe de los cantores. Sobre instrumentos de cuerda.