Though I walk in the midst of trouble, thou wilt revive me: thou shalt stretch forth thine hand against the wrath of mine enemies, and thy right hand shall save me.
Y el Señor me respondió, y me dijo:«Escribe esta visión. Grábala sobre unas tablillas, para que pueda leerse de corrido.
La visión va a tardar todavÃa algún tiempo, pero su cumplimiento se acerca, y no dejará de cumplirse. Aunque tarde, espera a que llegue, porque vendrá sin falta. No tarda ya.
Aquel cuya alma no es recta, es arrogante; pero el justo vivirá por su fe.
El que es afecto al vino, es traicionero y soberbio, y por lo tanto no permanecerá, pues ensancha su garganta como el sepulcro y es insaciable como la muerte; reúne para sà mismo a todos los pueblos y naciones.
»¿Y no habrán de burlarse de ti, y de lanzarte sarcásticos refranes? No faltarán quienes digan: “¡Ay de ti, que acumulabas bienes ajenos! ¿Hasta cuándo habrÃas de amontonar lo que a otros arrebataste?â€
»¿No habrán de levantarse de pronto tus deudores, y al despertar te harán temblar, y serás para ellos botÃn de guerra?
Tú has despojado de sus bienes a muchas naciones; por eso todos los otros pueblos te despojarán. Y es que tú has derramado mucha sangre, has cometido muchos robos en la tierra y en las ciudades, y contra todos sus habitantes.
»¡Ay de ti, que codicias ganancias injustas para tu casa, y que pones en alto tu nido para escaparte del poder del mal!
Para vergüenza de tu casa, hiciste planes malvados, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida.
Ciertamente, las piedras de los muros clamarán contra ti, y las tablas del enmaderado repetirán el eco.
»¡Ay de ti, que edificas la ciudad con sangre, y que la fundas sobre la iniquidad!
Ciertamente, la rapiña del LÃbano recaerá sobre ti, y las fieras te despedazarán. Y es que tú has derramado mucha sangre, has cometido muchos robos en la tierra y en las ciudades, y contra todos sus habitantes.
¡Ay del que pide al palo que despierte, y que a la piedra muda le pide levantarse! ¿Cómo pretende ser maestro? ¡Sus imágenes están recubiertas de oro y plata, y no hay en ellas ningún hálito de vida!»