a menos que se trate de un pariente cercano, de su madre o su padre, de su hijo o su hermano,
o de una hermana soltera y cercana al sacerdote, y que no haya tenido marido. Por alguien asà podrán contaminarse.
Pero no se contaminarán ni se harán impuro, como cualquier hombre del pueblo.
»No se harán tonsuras en la cabeza, ni se recortarán la punta de la barba, ni se harán heridas en la carne.
Se consagrarán a mÃ, su Dios, y no profanarán mi nombre, porque ellos me presentan las ofrendas encendidas y el pan que se me ofrece. Por lo tanto, deberán ser santos.
»No podrán casarse con una ramera ni con una mujer de mala fama, ni con una mujer a la que su marido haya repudiado, porque los sacerdotes están consagrados a mi servicio.
Ustedes deben mantenerlos santos, pues ofrecen mi pan. Para ustedes, ellos serán santos, porque yo, el Señor, que los santifico, soy santo.
»Si la hija de un sacerdote comienza a prostituirse, deshonra a su padre y será condenada a morir quemada.
»El que sea sumo sacerdote entre sus hermanos, y en cuya cabeza se haya derramado el aceite de la unción, y que haya sido consagrado para llevar puestas las vestiduras, no deberá descubrirse la cabeza ni rasgarse las vestiduras,
ni tampoco entrar en donde haya algún cadáver. Ni siquiera por su padre o por su madre se contaminará.
«Habla con Aarón y dile que, en ningún momento, ninguno de sus descendientes que tenga algún defecto podrá acercarse a mÃ, su Dios, para ofrecer mi pan.
o sea jorobado o enano, o que tenga una nube en el ojo, o sarna, o alguna irritación de la piel, o un testÃculo magullado.
Ningún descendiente del sacerdote Aarón podrá acercarse ante mà para presentarme las ofrendas encendidas, si tiene algún defecto. Por tener ese defecto no podrá acercarse a mà para ofrecerme el pan.
Podrá comer de mi pan, del alimento muy santo y de las cosas santificadas,
pero por tener un defecto no podrá acercarse a la parte posterior del velo ni al altar, para que no profane mi santuario, porque yo soy el Señor, que los santifico.»