Y gritó en mis oÃdos con fuerte voz:«Ya han llegado los verdugos de la ciudad. Cada uno de ellos trae en la mano un instrumento destructor.»
Entonces vi que seis hombres venÃan por el camino de la puerta de arriba, la que mira hacia el norte, y cada uno de ellos traÃa en la mano un instrumento destructor. Entre ellos habÃa un hombre vestido de lino, que traÃa en la cintura un tintero de escribano. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce.
Entonces la gloria del Dios de Israel se elevó por encima del querubÃn sobre el que habÃa estado, y se detuvo en el umbral del templo; allà el Señor llamó al hombre que estaba vestido de lino y que tenÃa en la cintura un tintero de escribano,
Comiencen por mi santuario y maten a los viejos, a los jóvenes y a las doncellas, a los niños y a las mujeres, hasta que nadie quede vivo. Pero no se acerquen a nadie que tenga la señal.»Ellos comenzaron por matar a los ancianos que estaban delante del templo.
Y les dijo:«¡Vamos! ¡Contaminen el templo, llenen los atrios de cadáveres!»Ellos se dirigieron a la ciudad y comenzaron a matar gente.
Y Dios me dijo:«La maldad del pueblo de Israel y de Judá es muy grande. La tierra está saturada de sangre, y la ciudad está llena de maldad. Andan diciendo que yo he abandonado la tierra, y que no me doy cuenta de nada.
En ese momento, el que estaba vestido de lino y llevaba un tintero en su cintura emitió este informe:«Ya he cumplido con todo lo que me mandaste hacer.»