«Hijo de hombre, ve y diles a los hijos de tu pueblo que, cuando yo haga venir la espada sobre algún paÃs, si la gente de ese paÃs pone como atalaya a uno de los suyos
quien oiga el toque de la trompeta y no se prevenga será el responsable de su muerte, si la espada lo hiere.
Puesto que oyó el toque de la trompeta y no se previno, será el responsable de su muerte; por el contrario, el que se prevenga pondrá a salvo su vida.
»Es a ti, hijo de hombre, a quien yo he puesto como atalaya para el pueblo de Israel. Tú oirás de mà mismo la advertencia, y les advertirás para que se prevengan.
»Tú, hijo de hombre, dile al pueblo de Israel: “Ustedes se disculpan y dicen: ‘Pesan sobre nosotros nuestras rebeliones y nuestros pecados, y por eso somos consumidos. ¿Cómo vamos a vivir as�’
y devuelve la prenda recibida, y restituye lo robado, y deja de hacer lo malo y sigue los estatutos de vida, de ninguna manera morirá, sino que vivirá.
No se le tomarán en cuenta los pecados que haya cometido, sino que vivirá por haber actuado con justicia y rectitud.
»Los hijos de tu pueblo van a decir: “El Señor no está actuando con justicia.†Lo cierto es que son ellos los que no actúan con justicia.
Si el hombre justo se aparta de la justicia y comete acciones inicuas, por causa de sus malas acciones morirá.
Pero si el impÃo se aparta de su impiedad y actúa con justicia y rectitud, entonces vivirá.
Pueblo de Israel, ustedes dicen que yo no actúo con justicia, pero yo juzgo a cada uno según su manera de actuar.»
La tarde antes de que el fugitivo llegara, el Señor habÃa puesto su mano sobre mà y me habÃa quitado el habla, pero al dÃa siguiente vino a mà y me devolvió el habla, y ya no estuve mudo.
Entonces la palabra del Señor vino a mÃ, y me dijo:
«Hijo de hombre, los que habitan los sitios en ruinas de la tierra de Israel andan diciendo: “Abrahán era uno solo, y tomó posesión de la tierra, asà que a nosotros, que somos muchos, se nos debe dar la tierra en posesión.â€
Por lo tanto, ve y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho: “Ustedes comen sangre, dirigen la mirada a sus Ãdolos, y además derraman sangre. ¿Y asà quieren tomar posesión de la tierra?
Se apoyan en sus espadas, cometen actos repugnantes, pecan cometiendo adulterio con la mujer de su prójimo. ¿Y asà quieren tomar posesión de la tierra?â€
Cuando por causa de todos los actos repugnantes que han cometido yo convierta la tierra en desierto y soledad, sabrán que yo soy el Señor.â€
»Hijo de hombre, por las paredes y las puertas de las casas tu pueblo va burlándose de ti. Unos a otros se dicen, cada uno con su hermano: “Vengan ahora; vamos a escuchar lo que el Señor nos va a decir.â€
Y se acercan a ti en grupo, y delante de ti se sientan, como pueblo mÃo, para escuchar tus palabras, ¡pero no las ponen en práctica! Al contrario, se deshacen en elogios, pero su corazón sólo busca satisfacer su codicia.
Para ellos, tú no eres más que un trovador romántico, de melodiosa voz y bien entonado. Oyen tus palabras, pero no las practican.
Pero cuando todo esto se cumpla (y ya está por cumplirse), sabrán que entre ellos hubo un profeta.»