«Hijo de hombre, profetiza y di que yo, Dios el Señor, he dicho: “¡Ay de aquel día! ¡Laméntenlo!”
Ya se acerca el día. Sí, ya está cerca el día del Señor. Será un día nublado, un día de castigo para las naciones.
La espada vendrá contra Egipto. Cuando en Egipto caigan los heridos, Etiopía temblará de miedo; y se apoderarán de sus riquezas, y sus fundamentos serán destruidos.
Etiopía, Fut, Lud, toda Arabia, Libia, y sus aliados, caerán con ellos a filo de espada.»
Así ha dicho el Señor:«También los aliados de Egipto caerán a filo de espada, y se derrumbará la altivez de su poderío. Desde Migdol hasta Sevene morirán a filo de espada.—Palabra de Dios el Señor.
»Entre las tierras asoladas, serán los países más asolados; entre las ciudades en ruinas, serán sus ciudades las más arruinadas.
Cuando yo le prenda fuego a Egipto, y todos sus aliados sean derrotados, sabrán que yo soy el Señor.
Cuando llegue ese día, y ese día viene, de mi presencia saldrán mensajeros en naves para espantar a la confiada Etiopía, y se espantarán como cuando castigué a Egipto.»
Así ha dicho Dios el Señor:«Por medio del rey Nabucodonosor de Babilonia voy a acabar con las riquezas de Egipto.
Ese rey y su ejército, que son los más fuertes entre las naciones, vendrán para destruir a Egipto; descargarán sus espadas contra ese país, y lo llenarán de cadáveres.
Yo secaré los ríos, y dejaré caer la tierra en poder de gente malvada, y por medio de gente extraña destruiré el país y todo lo que hay en él. Yo, el Señor, lo he dicho.»
Así ha dicho Dios el Señor:«También voy a destruir las imágenes y los ídolos de Menfis. Voy a infundir temor en la tierra de Egipto, y no habrá más príncipes en ese país.
Asolaré a Patros, le prenderé fuego a Soán, y dictaré sentencia contra Tebas.
Sobre Sin, que es la fortaleza de Egipto, derramaré mi ira, y exterminaré a la multitud de Tebas.
A Egipto le prenderé fuego, Sin experimentará un gran dolor, Tebas será destrozada, y la angustia de Menfis no tendrá fin.
Los jóvenes de Avén y de Pibeset caerán a filo de espada, y las mujeres irán en cautiverio.
»Cuando yo ponga fin al poder de Egipto, en Tafnes se oscurecerá el día, y la soberbia de su poderío llegará a su fin; todo el país se cubrirá de tinieblas, y los habitantes de sus aldeas serán llevados al cautiverio.
Voy a dictar sentencia contra Egipto, y así sabrán que yo soy el Señor.»
El día siete del mes primero del año undécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
«Date cuenta, hijo de hombre, de que al rey de Egipto le he roto su poderoso brazo, y nadie se lo ha vendado ni le ha aplicado ningún medicamento; tampoco se lo han ligado con un torniquete para darle la fuerza suficiente de sostener la espada.»
Por tanto, así ha dicho Dios el Señor:«Yo estoy en contra del faraón, el rey de Egipto. Y voy a quebrarle los brazos, lo mismo el fuerte que el fracturado, para que la espada se le caiga de las manos.
Voy a esparcir a los egipcios por todas las naciones; voy a dispersarlos por todos los países.
Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y en sus manos pondré mi espada. Pero al faraón le quebraré los brazos, y delante del rey de Babilonia lanzará gemidos de agonía.
Sí, fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y los brazos del faraón se abatirán. Cuando yo ponga mi espada en las manos del rey de Babilonia, y él la deje caer sobre Egipto, sabrán que yo soy el Señor.
Yo esparciré a los egipcios por todas las naciones; yo los dispersaré por todos los países. Así sabrán que yo soy el Señor.»