Dile de mi parte: “Yo soy Dios, el Señor, y estoy contra ti, faraón, rey de Egipto, que eres el gran dragón que yace en el lecho de sus rÃos. Tú alegas que el rÃo Nilo es tuyo, y que tú lo hiciste.
Pero yo voy a clavarte garfios en las quijadas; voy a pegarte en las escamas los peces de tus rÃos; voy a sacarte del lecho de tus rÃos, y todos los peces que hay en ellos saldrán pegados a tus escamas.
â€Todos los habitantes de Egipto van a saber que yo soy el Señor, porque todos ellos han sido para Israel un bastón de caña.
Cuando pusieron la mano en ti, te quebraste y les rompiste todo el hombro; cuando se apoyaron en ti, te quebraste y les rompiste todo el cuerpo.
Por lo tanto yo, Dios el Señor, te digo a ti, Egipto, que voy a castigarte con la espada, y que voy a acabar con tu gente y con tus ganados.
Tú, Egipto, alegas que el rÃo Nilo es tuyo, y que tú lo hiciste. Por eso, todo tu paÃs va a quedar desierto y en ruinas. Asà sabrán que yo soy el Señor.
â€Yo estoy contra ti, Egipto, y contra tus rÃos. Desde Migdol hasta Sevene, y hasta los linderos con EtiopÃa, voy a dejarte en ruinas y en la soledad del desierto.
Durante cuarenta años quedarás deshabitada, y no pondrá un pie en ti ningún caminante, y ni siquiera un animal.
Nunca más volverá a ser el punto de apoyo para el pueblo de Israel, sino que hará recordar a Israel su pecado de poner los ojos en ellos.†Asà sabrán que yo soy Dios el Señor.»
El dÃa primero del mes primero del año veintisiete, la palabra del Señor vino a mÃ, y me dijo: