«Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel. Según ellos, profetizan, pero sus profecÃas son producto de su propio corazón. Diles que oigan mi palabra.
Diles que yo, su Dios y Señor, he dicho: “¡Ay de los profetas insensatos, que siguen sus propios impulsos sin haber tenido ninguna visión!
Tus profetas, Israel, son como las zorras del desierto.
No se han trepado a las brechas, ni han levantado una muralla firme que, en mi dÃa, proteja al pueblo de Israel de los estragos de la guerra.â€
Sus visiones son falsas, y sus adivinaciones son una mentira. Andan diciendo: “El Señor lo ha dichoâ€, pero yo no los he enviado. ¿Y asà esperan que yo confirme su palabra?
¿No es verdad que cuando dicen: “El Señor lo ha dichoâ€, sin que yo haya hablado, sus visiones resultan falsas, y sus adivinaciones son una mentira?
»Por eso yo, su Dios y Señor he dicho: “Yo estoy contra ustedes, porque sus palabras son falsas y sus visiones son una mentira.â€â€”Palabra de Dios el Señor.
»Voy a descargar mi mano sobre los profetas que tienen visiones falsas y mienten con sus adivinaciones. No serán contados entre mi pueblo, ni quedarán inscritos en el libro del pueblo de Israel, ni podrán entrar a la tierra de Israel. Asà sabrán que yo soy Dios el Señor.
»Esto será asà por haber engañado a mi pueblo. Le hablaron de paz, cuando en realidad no habÃa paz. Mientras uno levantaba la pared, los otros la recubrÃan con lodo suelto.
»Tú, hijo de hombre, denuncia a esas mujeres de tu pueblo, cuyas profecÃas son producto de su propio corazón. Profetiza contra ellas,
y diles de mi parte: “¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para toda cabeza, para atrapar a la gente! ¿Y van a hacer caer a mi pueblo, para salvar su propia vida?
»Por lo tanto yo, su Señor y Dios, les digo: “Yo estoy en contra de sus vendas mágicas, con las que atrapan a mi pueblo como a pájaros. Yo voy a librar a mi pueblo de las trampas que le tienden, para que vuele libre como los pájaros.
»Con sus mentiras, ustedes han entristecido el corazón de los justos, a quienes yo nunca entristecÃ; han fortalecido las manos de los malvados, y los han animado a no apartarse de su mal camino.
Por eso, no volverán a tener más visiones falsas, ni a practicar la adivinación. Voy a librar de su mano a mi pueblo. Asà sabrán que yo soy el Señor.»