«Hijo de hombre, tú habitas en medio de un pueblo rebelde. Tienen ojos para ver, pero no ven; tienen oÃdos para oÃr, pero no oyen; porque son un pueblo rebelde.
Por lo tanto, hijo de hombre, prepara tu equipaje y ponte en marcha, a pleno sol y a la vista de ellos. Sal de tu lugar y vete a otra parte, de modo que te vean. Son un pueblo rebelde, pero tal vez te hagan caso.
Pues ahora vas a decirles de mi parte: “Voy a ponerle fin a este refrán, y nunca más volverá a repetirse en Israel.†Diles que ya está cerca el dÃa en que todas las visiones se cumplirán.
No volverá a haber en Israel ninguna visión falsa ni adivinaciones de gente aduladora.